“Realidad, oportunidades y retos a los que debe hacer frente el productor de cine independiente en el espacio de un mercado en constante transformación”

Asumimos en este ensayo un acercamiento a la figura del productor de cine independiente situándolo en el entorno de la industria del cine en España en el momento actual. Nos centraremos en analizar su capacidad de independencia conforme a los retos que debe asumir ante la realidad de un mercado cambiante, observando también la naturaleza y oportunidades de su posible relación con otros profesionales, o entes de la industria, que puedan facilitar su camino hacia la producción y realización de un satisfactorio producto final.

La figura del productor de cine y su aportación al ejercicio cinematográfico siguen suponiendo una gran incógnita para el gran público, incluso para el más cinéfilo, como para atinar en desanimar a cualquiera a seguir ahondando en conocer algo más de ellas. La Real Academia Española define al productor como aquella persona “que con responsabilidad financiera y comercial organiza la realización de una obra cinematográfica, y aporta el capital necesario”, una acepción que funciona como un perfecto repelente para cualquier individuo sensible con algún interés cultural por el Séptimo arte.

Los “valientes” que se empeñan en traspasar estas afiladas líneas y se animan a escarbar en las verdaderas labores del oficio de productor, obtienen gratificantes sorpresas que menoscaban los prejuicios iniciales con los que partieron.

Elías Querejeta, productor fundamental de la historia del cine español, plantea el ejercicio de la producción como “una forma de inventar películas” en la que “el productor es el inventor de una película que realiza otra persona” (Hernández, 1986, pág.42). Observamos un enorme salto cualitativo cuando es el propio profesional el que verbaliza las funcionalidades de su trabajo, además de abordarlo desde el aspecto más primigenio de la creación, refiriéndose a ello como “invención”. Sorprende, además, el añadido de la figura del “realizador” que llevará adelante el germen inicial de la creación hasta conseguir el objetivo de materializar un producto final en forma de película.

Con el acercamiento a la figura de Querejeta, nuestra intención es poner el foco en un modelo de productor con personalidad, un profesional que adora lo que hace y se compromete con su trabajo hasta el punto de que, siendo un ser creativo, permite que otros sean considerados los verdaderos autores de la obra. Su entrega es tal que ostenta la parte más entregada, la menos apetecible y arriesgada, la más reflexiva y analítica, además de aportar una visión realista, necesaria para que todo el equipo mantenga los pies en la tierra. Durante todo el proceso de la producción, que va desde la lectura del primer borrador hasta la distribución del producto audiovisual, así como su posterior exhibición en salas u otras plataformas, nuestro protagonista guiará al equipo en la consecución de un objetivo común.

Gerardo Herrero va más allá argumentado que “ser productor es fácil, ser buen productor es muy difícil, los verdaderos (productores) se cuentan con los dedos de una mano, no se improvisan […] Su trabajo es el más largo y complicado y a veces ingrato. Desde la creación del guion hasta el lanzamiento de una película, pasan muchos meses, a veces años. Tienen que tener sensibilidad para entender los guiones, alentar y apoyar a los directores, motivar a los técnicos, conseguir los actores adecuados, crear el ambiente necesario en el rodaje. Tienen que ser capaces además de conseguir los créditos bancarios necesarios para la financiación de las películas. Y después de una larga travesía, que en estos tiempos difíciles requiere muchas veces buscar dinero fuera del país, montando coproducciones, tienen que organizar el marketing, la venta a alguna distribuidora, al video, y en algunos casos, las ventas internacionales” (Pardo, 2002, pág. 224)

En estas palabras se desgrana la amplia labor del productor de cine independiente, con la dificultad añadida de que, por lo habitual, se encuentra ante proyectos que parten de un escaso, y a veces inexistente, presupuesto inicial. En este aspecto, queda patente la libertad de maniobra con la que el productor de cine independiente inicia el proyecto, una suerte de tabula rasa en la que todo está por elaborar.

Durante el arduo camino de la preproducción, si la cosa va bien, se van consiguiendo posibles socios económicos que se suman al proyecto y que, como en toda empresa, buscan una amortización de lo aportado, hecho que implica una mayor responsabilidad y un nivel de exigencia que reduce de manera considerable la desahogada independencia inicial.

El momento actual nos sitúa en la realidad de un mercado cambiante en el cual, la aparición de nuevos actores y la irrupción de plataformas como Netflix, HBO o Movistar, representan una inyección de capital privado que, al margen de las polémicas suscitadas por las nuevas formas de consumir el cine, dan lugar para la esperanza dentro de la realidad de industria compleja e inestable.

Las palabras de Mariano Barroso, actual presidente de la Academia del cine español, resultan alentadoras en este sentido: “Las plataformas y las televisiones están transformando, han transformado ya, la forma de ver cine. Y también están transformando nuestro mercado laboral. Hay mucho más movimiento que hace dos años y mucho dinero, mucho capital privado que se está invirtiendo. No solo las producciones nacionales, sino las que vienen a rodarse aquí, y esto genera trabajo, que es lo más importante para el sector” (Muñoz, 2019).

Desde DAMA, entidad española especializada en la gestión de derechos de autor de obras audiovisuales, las sensaciones también son muy positivas. La entidad argumenta distintas razones por las cuales, plataformas como Netflix, se han convertido en objeto de deseo para los productores, “Antes, tenían un sistema muy laborioso y arriesgado en el que tenían que apostar a varias cartas, en el sentido de que debían negociar con una tele en abierto, con otra de pago para su ventana, con administraciones nacionales, autonómicas y hasta locales […] Tenías que hablar con ocho o nueve ventanillas para levantar tu proyecto, y Netflix es un solo interlocutor que te da casi todo. Además, algunos criterios exigidos por el ICAA para conseguir subvenciones -como solvencia de la empresa, la acreditación del 35 por ciento de la financiación o tener cerradas las ventas internacionales- te los asegura la entrada de Netflix en la producción”. (Muñoz, 2019).

Se evidencian novedosas oportunidades para la figura del productor, un nuevo abanico de opciones que parecen reducir ciertas labores burocráticas complejas por las que, antaño, era necesario transitar. Sin embargo, estamos ante nuevos niveles de exigencia para las que no todo el mundo está preparado, una nueva condición que incentiva a los profesionales más inteligentes, los que se saben adaptar con rapidez a esta nueva situación. Estamos ante una vuelta de tuerca de la profesión, la necesidad de una reinvención de la figura del productor al que se le presuponen unas habilidades adicionales que lo capacitan para desenvolverse con soltura en la irrupción de la era digital.

Otras vertientes que están tomando fuerza en la industria parten de la iniciativa creciente de muchos festivales de cine que promueven espacios para fomentar encuentros entre los profesionales del sector. Foros profesionales y de coproducción, Pitching Forum, Networking y una serie de fórmulas que permiten el establecimiento de interesantes sinergias para conectar con otros agentes de la industria audiovisual. Un nuevo catálogo de oportunidades al servicio del productor más avispado que sepa reconocer la ocasión en cuanto se le presente.

Este tipo de iniciativas pensadas, por y para la industria, están tomando una posición cada vez más activa en el hecho de potenciar el desarrollo de nuevos proyectos, más allá de la mera exhibición de películas. Los Pitching Forum funcionan a partir de la superación de un proceso de selección previo donde se eligen los proyectos más creativos y originales, para dar paso a una presentación presencial ante un conjunto de profesionales contrastados, en distintas materias, que asumen la tarea de evaluar, tanto la viabilidad de los proyectos presentados, como la originalidad y solvencia a la hora de exponerlos. El productor debe conocer bien su producto, diseñar las estrategias para contagiar su confianza y pasión por el material que defiende y tener la habilidad de convencer y atraer al oyente despertando en él una creciente curiosidad.

Otra de las puertas que se abren ante nuestro protagonista es la oportunidad de sacar a la luz su propio catálogo de “armas creativas”, personales e intransferibles, que lo hacen único y diferente. Cada participante posee sus valiosos “minutos de oro” en los que personas influyentes y experimentadas estarán atentas, no solo a su exposición, sino también a la propia personalidad que desprende el emisor.

Asistir a este tipo de eventos, con una concienzuda preparación preliminar, supone una llave para darse a conocer, hacer visibles nuestras fortalezas y, por ende, abrirse un hueco en este complicado sector.

En esta línea existen también un tipo de foros profesionales orientados al fomento de la coproducción de películas que va adquiriendo una creciente importancia en los últimos años, sobre todo si tenemos en cuenta la calidad de muchos de los trabajos que nacen de este tipo de colaboraciones. Foros como el del Festival de cine de San Sebastián, centrados en los mercados europeos y latinoamericanos, abogan por el acceso de los profesionales noveles que presentan sus trabajos “en construcción” facilitando su acceso a nuevos mercados internacionales. De nuevo la cooperación y la búsqueda de sinergias se sitúan en el centro de la acción más eficiente de nuestra realidad actual.

En definitiva, podemos afirmar que la situación actual, aunque no exenta de dificultades para el profesional de la producción cinematográfica, trae implícita un catálogo de oportunidades, a modo de inyección de ilusión y superación, para el verdadero profesional de raza. Un certero creador que observa en el ejercicio de la producción una oportunidad para la “invención” de nuevas obras cinematográficas para el disfrute de las generaciones venideras y de los que disfrutamos de la pasión de emocionarnos ante la gran pantalla.

Isabel Ribote

BIBLIOGRAFÍA

HERNÁNDEZ LES, Juan. “El cine de Elías Querejeta. Un productor singular”. Bilbao: Ediciones Mensajero, p.42, (1986).

PARDO, ALEJANDRO, “El productor creativo: ¿tautología o excepción?” en El productor y la producción en la industria cinematográficaJAVIER MARZAL FELICI, FRANCISCO JAVIER GÓMEZ TARÍN (Ed. ) 2009 by Editorial Complutense, S. A., p 47 – 68

UBEDA, Joan “Creación y desarrollo de proyectos televisivos” en Francés i Domènec, Miquel (2009) “Hacia un nuevo modelo televisivo”, p.311-318

Abc.es (2019) [en línea] [consulta  2 de noviembre de 2019] https://www.abc.es/play/cine/noticias/abci-plataformas-revolucionan-industria-cine-201902242322_noticia.html

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